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serie56

02 junio 2006

Ah!... los Yipetuses...


Hace mucho que no publicaba nada, prometo hacerlo con mas frecuencia, para comenzar mi nueva era Blog, me encontre con este articulo de lo mas chevere sobre los yipetuses, disfrutenlo:

Consejos para ser un buen “yipetú” Por Pedro Angel Martínez, El autor es periodista y amante de los mercados de pulgas:


Para rodar encaramado en una yipeta por las calles de este país tercermundista, hay que tener varias condiciones, la mayoría de las cuales son cumplidas fielmente por los “yipetuses”. Antes que nada quiero aclarar que no todo propietario o conductor de ese ostentoso vehículo exhibe esa conducta.

La primera condición del “yipetú” es ser prepotente; de ahí se derivan otras de distintos colores que van desde mal educado hasta irrespetuoso.
El “yipetú” tiene que aplastar, sentirse por encima del normal ciudadano. La yipeta da seguridad, posicionamiento social y sensación de poder, dicen los psicólogos, por eso es que el que circula en esos vehículos no mira para los lados y cree que el mundo es sólo de él.
Como mucha gente cree que andar en una yipeta es ser un Dios, dueño del mundo y habitante solitario del planeta, aquí le van unos consejos para que sigan aplastando gente en la calle, sacando pistolas, pisoteando los derechos de sus compatriotas con desparpajo.
Consejos para ser buen “yipetú”
Andar con una pistola.
Tirar basura por el cristal.
No dar paso a los ancianos, escolares y niños.
Llevar los niños en la parte delantera y sin cinturón de seguridad.
Hablar mal a la esposa, insultar a los hijos “si no se calla”.
Salir con la pistola al cinto, en caso de accidente.
Pedir al conductor chocado que pague todos los daños, y rápido (el seguro ahí no sirva).
Mirar mal a todo el mundo.
Irrespetar las señales de tránsito.
Cruzar semáforos en rojo.
Hablar mal al agente de Amet.
Mirar las muchachitas con codicia.
Ser mal educado, condición que aumenta por la afiliación política y el color de la piel.
No dar paso a nadie.
Parquear en las aceras.
Insultar al humilde parqueador que quiere ganarse la limosna trabajada.
Decir “dejé los papeles en la YIPETA” bien alto, para que todos lo oigan.
Creer que nadie habita en el mundo.
Visitar el barrio frecuentemente.
Tener cuatro tarjetas de crédito.
Nunca bajar la velocidad a 120 en carretera.
Echar gasolina a escondidas (claro, son 3 mil pesos que se van llenando el tanque).
Esas características la cumplen muchos “yipetuses” que no entienden que los vehículos son para desplazarse, no para aplastar.
Por si no lo sabían, o no les interesa, les recuerdo que el costo material y psicológico de tener una yipeta es bastante alto: mantenimiento caro, propinas más altas, distanciamiento de la gente, familiares y amigos, incremento de los asaltos contra el yipetú y su familia.
Y otra información interesante: el precio de una yipeta de primer orden es equivalente a un apartamento en el centro de la ciudad y a dos ubicados en las afueras; pero la inversión es tan vulnerable que se puede perder en una esquina y se devalúa segundo a segundo.
Si los que como yo asumen que los vehículos son para desplazarse por las calles y carreteras, no deben tomar en cuenta esos consejos; por el contrario a los “yipetuses” de cuerpo y alma, que los asuman, pues así vivirán más fastidiados, más intranquilos y más distanciados de Dios.
Hasta la vista.
DiarioDigital RD